4.8.12

El ropero de la comuna 8

Por muchos años, la comuna 8 de Medellín ha sido escenario de guerras. La de los combos por controlar territorios, la de los desplazados por asentarse en algún espacio debajo de casitas de plástico y madera, la de madres y padres para que sus hijos no se pierdan entre esos laberintos empinados y terminen siendo los denominados 'carritos' de algunos despiadados que los meten al conflicto.
También está la de algunos jóvenes. Pero su guerra es por la vida y por buscar más oportunidades, la del Estado, por mostrar su poderío y la callada de otros que sin importar las difíciles condiciones de este lugar hacen ciudad. Me refiero a la Fundación Las Golondrinas en Villa Liliam.


La conocí, en esa búsqueda que hacemos a veces los medios por no estigmatizar lugares y me llevé maravillosas sorpresas. Su trabajo lleva años en este lugar y hoy tienen un comedor comunitario en el que atienden a más de 500 niños. Les dan un almuerzo, tal vez su única comida del día. En él trabajan madres que han sido apoyadas por esta Fundación, que son madres cabeza de familia. Golpeadas por la guerra, pero que con sus heridas cicatrizadas se remangaron para cocinar.







Claro que el programa que me pareció más conmovedor fue El Ropero. Un espacio donde llega todo tipo de ropa, que unas señoras muy prestantes de la ciudad recogen para vender. Ustedes se sorprenderán con los precios. Miren por qué: El Ropero de Villa Liliam
Su labor no para ahí. Ahora adelantan la construcción de un colegio para 500 niños, a punta de gestión con grandes empresas de la ciudad.


Medellín está llena de contrastes, aunque eso no es tan nuevo como las veces en que uno la recorre y se sorprende con esas historias de esperanza.
Les comparto la construcción del colegio de la Fundación Las Golondrinas

2 comentarios:

  1. Son iniciativas muy generosas, ojalá más personas replicaran estas actividades en los diferentes lugares de Medellín que necesitan una mano. Qué bueno encontrar en una visita tres (estoy segura que más) historias positivas para contar y mostrar que sí se puede ayudar, solo basta un poquito de voluntad.

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  2. Es cierto, solo falta voluntad. Hay muchos en esta ciudad a los que se les puede tender la mano con un mínimo esfuerzo, y hacerlos felices. Hay que ver a esas mujeres viendo lo nuevo que les ha llegado para estrenar. ¡Es maravilloso!

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